El problema fundamental lo encontramos cuando la intimidad o privacidad del ser humano, su honor o su imagen se ven vulnerados por otros particulares y concretamente por el exceso en el ejercicio de la libertad de expresión o del derecho a la información
Un mundo sin privacidad, o bien nos empujaría a convertirnos en personas planas a fuerza de reprimir todos los comportamientos y opiniones que pudieran ponernos en peligro, o bien nos haría correr riesgos incalculables.