Respuesta :
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Los gobernantes de turno y especialmente las autoridades y funcionarios, que tienen que cumplir con esa misión ética, social y cívica, podrían hacer muchas cosas, gastar energías, recursos y tiempo, si no ubican el problema de fondo, todo lo que se haga no tendrá la connotación anhelada para el bienestar de la sociedad.
Observamos que lo más común, que se les ocurre a los gobernantes de turnos y líderes institucionales, es generar leyes y leyes, mientras los escándalos de corrupción a casi todos los niveles no paran.
Y, no es que no se conozcan cuáles pueden ser las “recetas” para esta agobiante “enfermedad” que carcome cada día a la sociedad, sino que nadie se atreve a poner “el dedo en la llaga”.
Todo apunta, como base estructural para enfrentar este fenómeno, a la educación, al desarrollo cultural del individuo, a los ejemplos de vida basados en la mente y la razón, en la conducta y comportamiento humano, en las virtudes cívicas y, en poner en vigencia los valores, empezando por los niños, por los jóvenes, ya que en los “arboles torcidos” no hay mucho que abonar.
Es decir, si empezamos por aplicar en todos los actos de nuestra vida la expresión de la sabiduría del pueblo quichua, resumida en tres frases: ama quilla, ama llulla y ama shua (No ser ocioso, no mentir y no robar) habremos avanzado mucho, porque estaríamos sentando las bases políticas y culturales para arribar al futuro de una sociedad más solidaria y justa.
El problema en este país es que estas actitudes elementales, del comportamiento y la conducta ética de la vida, lamentablemente los primeros que las violan son exactamente los encargados de hacerlas cumplir, gobernantes y líderes institucionales, con raras excepciones, por ello es que no existe la fuerza moral para que los ciudadanos cumplan deberes y derechos y, así poco a poco han ido destruyendo la integridad de la nación.
El ejercicio de las virtudes cívicas, de los valores morales, contenidos en los deberes ciudadanos, hará que se mejore la autoestima nacional, que desempeñemos nuestras responsabilidades honrada y eficazmente y que tengamos instituciones públicas y privadas con credibilidad sólida, ya que este en definitiva es el gran capital social, que requiere el Ecuador para salir de su subdesarrollo.
Explicación:
gracias