-Revalorización del estudio de la Biblia: el concilio de Trento, que se celebró entre 1545 y 1563, obligó a todos los católicos a llevar una vida religiosa más formal, lo que requiere un conocimiento sustancial de los textos sagrados.
-Creación de una confesión universal: una de las consecuencias inmediatas de la reforma protestante fue la creación, en 1570, de una confesión comprensiva que abarcaba toda Europa y que contenía sólo dos credos, el original (la única verdadera) y el quechua (el único reconocido por los protestantes).