del pasillo y no quería que ninguno de los dos oyera lo que
tenía que decirle a María. A los detectives de mis novelas
predilectas nunca les pasan estas cosas. Philip Marlowe ja-
más tuvo que pasar por esta ignominia.
-¿Está María?
-¡Un momento! -Y el grito humillante—: ¡María! ¡Te
llama un niño!
Un niño.
-¿Diga?
-Hola, María. Soy Flanagan. ¿Aún somos socios?
-¿Es el primer paso para que seamos más que ami-
gos?
«Jope, cómo aprieta la mujer fatal esta». La había pillado
en uno de los días más tontos de la último donde.
ES DIAOLOGO O DESCRIPCIÓN?​